lunes, 28 de febrero de 2011

Paul Auster










"Nuestras vidas realmente no nos pertenecen, pertenecen al mundo, y a pesar de nuestros esfuerzos por darle un sentido a éste, el mundo es un lugar que va más allá de nuestro entendimiento."










 Poemas

Desapariciones

1
A partir de la soledad, él empieza de nuevo
como si fuera la última vez
que respirase,
y por lo tanto es ahora
cuando respira por primera vez
más allá del control
de lo singular.
Él está vivo, y por lo tanto no es
sino no lo que se ahoga en el insondable hueco
de su ojo,
y lo que ve
es todo lo que él no es: una ciudad
de lo indescifrable,
y por lo tanto, un lenguaje de piedras,
pues sabe que en el total de la vida
una piedra
dará cabida a otra piedra
para hacer un muro
y que todas esas piedras
formarán la monstruosa suma
de pormenores.

3.

Oír el silencio
que sigue a la palabra de uno mismo. Murmullo
de la mínima piedra
tallada a imagen
de la tierra, y que los que hablen
no sean
sino la voz que los habla
al aire.
Y él contará
de cada cosa que vea en este espacio,
y se lo contará al muro mismo
que crece ante él:
y para esto también habrá una voz,
aunque no será la suya.
A pesar de que él hable.
Y porque sea él el que hable.

Pequeñas muertes

 
                   
                     pero a tientas busco las vértebras / de un animal perdido/ en la trama del deseo. M. Julia Druille

PEQUEÑAS MUERTES
  Tengo mis pies sobre esta tierra y mis alas en el infinito. En las sustancias no hay cabida para mi alma. Me pierdo al morir el día. Me desnudo por las noches. Levanto tela por tela, hilacha por hilacha. Cada noche al desvestirme las huelo. Para saber qué quedó de mí.  Para rastrearme . Porque sé:  siempre hay una pequeña muerte. Pero me queda el registro de su sombra.  El fractal de Benoit M.  Esa sombra huele a un deseo calcinado. Y hay, por donde mire, fogatas conciliadoras con mi culpa. El deseo es un ente vulnerable.

  Desde las noches frías de mi infancia, algo siempre muere. Por eso el día es una cadena de burbujas incoloras. Cajitas de vidrio instantáneas. Se queman ante mi cuerpo desnudo. Y caen cáscaras cristalinas a mis pies. Muero junto con la muerte de la luz. Muere mi deseo dentro de mí. En la oscuridad tanteo su sombra. Deambula sin luz. Hábil peregrina de rincones.  Hechicera de mi voz.  Pequeñas muertes. Quedo yo deseando la piel que cubra la noche. La  piel, que me mude del silencio.

                         Cada noche me desnudo en la opacidad del espejo. Y frente al vidrio          
                         golpean y resbalan astillas de luz.

domingo, 27 de febrero de 2011

Blog sobre un instante

Toda yo habito aquí, en este espacio de soledades y presencias. Mis palabras y yo sin sabernos conocidas. Siento desesperación por abrirles la jaula. Observar cómo rebotan en las paredes claras de su cuarto. Observo y callo. Prefiero hablar con mi silencio. Y percibo en la vacuidad de su mirada, lo que temo, su ausencia. ¿Qué parte de él me falta? Miro la funda de la cama. Días en los que las paredes me sofocan por su cercanía. Otros en los que las nota más elásticas, como si se adaptaran al espacio que necesito en ese momento. Días en los que el aire tiene una densidad casi maleable. Otros, puro aire fresco. De un otoño en el Bolsón. Fui casi feliz allí. Tanto silencio. Tanta quietud. Tanta nieve ese año. Los pinos nevados en un amanecer. Y mi andar, siempre silencioso, por sus bosques. Soy de lugares calmos. De días medidos con relojes de arena. ¿Qué hago, en este lugar, en esta compactadora de vidas y de horas? ¿Qué hago, caminando por estas calles zoológicas? Estoy trasplantada de alma. Alguna vez he muerto y alguien se llevó la mía. ¿Qué habita en su lugar? Me he perdido tanto. Alguien dijo que cuando uno se encuentra en la completa oscuridad tiene que recordar momentos luminosos. Si fueron cercanos a la felicidad temo recordarlos. Puedo traer su imagen. El mar que amo y su oleaje. Mis tardes caminando sola por sus bordes. Nada más. Y es tanto. Pero eso, que no puedo describir con palabras de este mundo, es justamente lo esencial. Y le pertenece al pasado. Igual busco. Navego. Regreso a su cuarto de paredes claras. Y a sus manos. Me hundo en su mirada. Él abre el fondo de mis ojos secos. Y algo surge con sorprendente presencia. Se quiebra la coraza. Es un instante. Eso, que le debería pertenecer al pasado, lo puedo trasladar hasta mi ahora, conservando intactos la imagen y sus marcas. Pura intensidad. Pura cercanía. Cada parte de mí estaba rodeada. Nada estaba suelto. Permanecía envuelta en una finísima capa azul. Su mano, suave, absoluta y su inmensa calma. Sólo mi llanto y su silencio. Sólo, sus lágrimas calladas. Y sus brazos que contuvieron al mundo por un instante. No, no es algo que yo desconozca. Lo desconocido para mí es la luz que posee. Lo que lo hace diferente. Es lo que completa el fondo de sus ojos cuando lo miro. Qué lugares tan pequeños ocupa uno en la vida de los otros, a veces. Navego. Una luna se quiebra en mis ojos cansados ¿Por qué navego si lo que deseo es anclar en su tibieza? No, no me falta nada de él. La ausencia no está afuera. Y nada, absolutamente nada, está oculto y a salvo.

viernes, 25 de febrero de 2011

Retazos

A Panta
A mí misma

Somos el borrador de un texto que nunca será pasado en limpio.
 R. Juarroz, Poesía Vertical


 heredamos toda la arena
 del mundo
 para construir castillos
 heredamos la fuerza
 las hábiles manos
 heredamos las mentes grandiosas
 el poder de las palabras inteligentes
 supimos enhebrar en el collar arenoso
 los viejos códices maternos
 conservamos sus voces /repitiendo
 arropando el amor cuando/
 fuimos cunas de olvido
 debimos armar una madre con /
 retazos de crueldad
máscaras de terciopelo
 venganzas y Chanel
heredamos toda la arena del mundo
 la dejaron sobre/
 la carcaza de nuestras sombras
debimos construir castillos
destruyendo
cavando en la superficie
hasta el fondo del túnel
donde se engendró /el desamor original

debimos inventar la cal
inventar el modelo
debimos inventar un alma
armar la luz sobre la oscuridad
debimos ser madres de cemento

Algún día / lo sabremos

Habilidades

HABILIDADES

..."está tan lejos de casa el beso que encendió mi corazón..."
Laura Yasán


sobre este cielo
sólo vi tormentas /
pequeñas guerras cotidianas
gotas viscerales
sobre mi misma piel

y yo buscando, no el corazón
sino su latido

siempre camino
en la dirección equivocada
todo queda /demasiado lejos
de mi mano
llego siempre al punto de partida

y yo buscando no el amor
sino sus rastros

tengo la rara habilidad
de clavar un puñal / en la superficie
de las cosas
luego coso con pulcritud
para que el mundo no se entere

y yo buscando en cada cicatriz
sólo lo que tiembla

ESCENARIO

Escenario

You only see what yours eyes want to see...
Madonna

Hay un hombre que transforma sus hormonas en lágrimas, que se atreve a sentir y se quiebra ante el asombro. Camina por los bordes de cada palabra. Desarma mi silencio en miles de papelitos de colores. No teme. No me teme. Transita por caminos inhóspitos, desconocidos, por los desfiladeros a través de los cuales huyo ante cada gesto compasivo. Ante el asomo de la proximidad de un abrazo.

Me ve llorar. Desde su mirada enciende mis ojos. Puede observar cómo me acerco al sentimiento más profundo por al lado más oscuro. Y nada hace. Nada puede hacer. ¿Es valentía o estupidez? Es sólo mi cobardía. Mis ojos secos recorren los silencios sonoros de aromas. Pura hojarasca de hojas desnudas que esperan la emoción que les otorgue el color exacto.

Sentiré el amor, pero daré vuelta la cara. A veces, es un pasajero cruel, sin permisos, ni destino, que anida en los lugares húmedos en los que guardo mi deseo. Cada hoja cede al límite de sus fuerzas para ocultar la culpa. ¿Y la pasión ? Tiemblo ante su tibieza y escapo.

Tomo de mis días lo más filoso, el desamor. Clavo el estilete en lo más profundo. Sólo para barrer cada hoja que conserve su inocencia. Que nada quede. Ni nadie. Porque del amor sólo tengo una sala vacía, la trastienda, una obra que va a morir en el ensayo, con un solo actor y sin magia.

De palabras y ferocidad

·

Debí decir te amo / pero estaba el otoño haciendo señas/ clavándome sus puertas en el alma"
Juan Gelman


hay palabras que nacen en el jardín
de un silencio / cultivado a ciegas
en la espera de ver florecer
otro lenguaje
en este diálogo desde la fisura
de mis pasiones y mis desencuentros
la sed y mi temblor
mi necesidad de hallar el puente
que me una a este mundo
desconocido
de máscaras y sombras tan poco delineadas
de palabras lábiles y ferocidad
abstracciones
sin música y sin nombres
desde el rostro que evito
cae un rocío prohibido y mudo
cenizas de los espejos
que cubren mi memoria