lunes, 28 de febrero de 2011

Pequeñas muertes

 
                   
                     pero a tientas busco las vértebras / de un animal perdido/ en la trama del deseo. M. Julia Druille

PEQUEÑAS MUERTES
  Tengo mis pies sobre esta tierra y mis alas en el infinito. En las sustancias no hay cabida para mi alma. Me pierdo al morir el día. Me desnudo por las noches. Levanto tela por tela, hilacha por hilacha. Cada noche al desvestirme las huelo. Para saber qué quedó de mí.  Para rastrearme . Porque sé:  siempre hay una pequeña muerte. Pero me queda el registro de su sombra.  El fractal de Benoit M.  Esa sombra huele a un deseo calcinado. Y hay, por donde mire, fogatas conciliadoras con mi culpa. El deseo es un ente vulnerable.

  Desde las noches frías de mi infancia, algo siempre muere. Por eso el día es una cadena de burbujas incoloras. Cajitas de vidrio instantáneas. Se queman ante mi cuerpo desnudo. Y caen cáscaras cristalinas a mis pies. Muero junto con la muerte de la luz. Muere mi deseo dentro de mí. En la oscuridad tanteo su sombra. Deambula sin luz. Hábil peregrina de rincones.  Hechicera de mi voz.  Pequeñas muertes. Quedo yo deseando la piel que cubra la noche. La  piel, que me mude del silencio.

                         Cada noche me desnudo en la opacidad del espejo. Y frente al vidrio          
                         golpean y resbalan astillas de luz.

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