sábado, 5 de marzo de 2011

Joaquín Giannuzzi









 "Y la respuesta, como siempre, / me fue dada parcialmente/ en la falta de sentido que adquiere el mundo/ cuando uno detiene su mirada/ por más tiempo de lo debido"

 ( La paloma)









"Todo transcurre del otro lado, fuera / del rumor insensato / de la existencia humana."

Tenemos que empeñarnos en buscar una nueva manera de escribir. Hay distintos registros para manifestar nuestra identidad. A través de las obsesiones, el drama de la época, la realidad, penetran en mi poesía. Estoy adscripto a una especie de realismo - si es que vamos a hablar de lenguaje - quizás trasnochado para algunos. He tratado de practicar una especie de objetivismo fenomenológico, un objetivismo plástico; a partir de la visión directa de la cotidianeidad. No utilizo elementos surrealistas ni demasiadas metáforas en mi lenguaje. Son expresiones más bien directas: un trabajo con la imagen realista. Y cuido mucho la estructura del poema. Me interesa un orden donde no aparezcan cabos sueltos, que sea lo más coherente posible y con el mayor despojamiento. Y cierro el poema con una idea, aunque tal vez el concepto de idea sea un tanto presuntuoso: diría más bien con una visión generalizada del mundo. Vivimos en medio de un mundo de particularidades. Entonces el poeta suele rescatar una forma ordenada de ese caos.


POEMAS



Te estoy escuchando

Escucho tus movimientos en la habitación contigua;
tu respiración bajo la luz menguante,
cómo revuelves cosas
hurgando entre papeles, objetos que ceden a tu mano libre.
Una existencia en firme, imbatible, maciza, bien resuelta y
continua.
Mi perplejidad de este lado de la pared, alimentada
por tu rumorosa pulsación.
Si el misterio nos separa
como una lámina traslúcida
¿cómo creer en la indiferencia
con que el universo te deja en libertad?




Certezas matinales

Dominados cuando tu mano espiritual
se abandona a la realidad inexplicada
los pulidos objetos sobre la mesa
no plantean ningún enigma. Estar allí
es lo más feliz que puede sucederles.
Mi respiración
que había amanecido tan difícil
entra en la fresca pulsación de la mañana.
El mundo podría olvidar desde ahora
su jadeo nocturno, sus reiterados sueños negativos
si comenzara de nuevo
con la misma certeza de mi mano
alzando esta taza de café.


PULITZER
Los niños despavoridos
alzan los brazos en la carretera bombardeada.
Hay un cielo humoso que ha resignado su inocencia
sin preguntar qué sucede con las lágrimas
ni si el dolor no tenía ya lenguaje suficiente.
La fotografía planea
hacia el escritorio del presidente como un naipe
y pierde la apuesta: no logra detener la guerra.
Entre la imagen y los ojos
del Gran Magistrado circula una sombra
que de pronto es coagulada
para que el imperio devore su petróleo mortal.
Pulcro y contra natura, tiene ante sí
suficientes razones de estado, su bandera en la luna
y una familia sonriendo detrás del vidrio.
Y no está en sus manos
hacer de la historia un lugar para vivir.

 

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